Para quienes no me conocen, cuando se trata de mi y de compartir, a veces no tengo filtros 😅
Lo lindo es lindo, lo feo es feo y a pesar de que a veces comparto más de lo “políticamente correcto“, me gusta mostrar mi dimensión humana con sus fortalezas y debilidades.
Pues bien: ayer me costó un poco levantarme (primer día de clases de mi hija), pero aún así lo hice de manera positiva.
¡VAMOS QUE SE PUEDE! 💪
En el transcurso del día comencé a sentirme mal físicamente, además de tener algunas alertas-problemas laborales y malas noticias de los exámenes de sangre que me acababa de hacer, por lo cual mi positivismo terminó lléndose muy lejos. Lo lamento por quienes estuvieron cerca mío en esas horas que se aguantaron mi rabieta y cara de poto hasta tarde en la noche 😔
Pero antes de dormir tomé mi tejido y le di algunas corridas. Mente en blanco, mirando los puntos y ese movimiento tan hipnotizante del palillo, cuando lo dejé de lado ya me sentía mejor.
Pensé: “No debo ser la única que escapa a su tejido cuando se siente angustiada”
Y me di cuenta que era el momento perfecto para compartir con ustedes hoy miércoles este post que guardo desde hace algunas semanas. Invité a Catalina Paz, Psicóloga y Terapeuta Holística, a escribir acerca de la Lanaterapia.
Pero ojo, no es el típico post de la Lanaterapia y “uuuuyyyy que bien te hace” y esa dimensión que todos leemos.
No. Esta es una visión distinta.
Desde mis palabras no sé como explicarlo pero me hizo tanto sentido que me entretuve mucho al leerlo y lo primero que hice fue decirle a Catalina: “¡AMÉ LO QUE ESCRIBISTE!” y tenía que compartirlo con ustedes tarde o temprano.
Así es que aquí los dejo con esta nueva dimensión de la Lanaterapia, del puño y letra de Catalina, creadora y fundadora de Divina Mujer.
Quizás hasta ahora hayas subestimado el potencial terapéutico del tejer, y no es de extrañar cuando comúnmente es vista como una actividad exclusiva de artesanos y personas de la tercera edad, así como también es común vincular el tejido con el ocio, cuando de pasar el rato o mitigar el aburrimiento se trata.
Ciertamente, la práctica de tejer va más allá de lo común o de lo que hasta hoy conocemos como forma de expresión artística y esparcimiento.
La Lanaterapia, una actividad cada vez más popular en Chile, así como también en otros países, se ha instaurado como una más de las famosas terapias alternativas. Ya hace un tiempo, las terapias alternativas o complementarias a la medicina tradicional, han ido obteniendo mayor recepción y atención por parte de las personas (tanto hombres como mujeres), sobre todo de aquellas que han logrado comprender que el ser humano es un ser mucho más complejo, completo e íntegro; “Un Ser Bio-Psico-Socio-Espiritual”, y que por ende, no somos solo cuerpo, sino también mente, alma y espíritu.
El tejido como meditación
Cuando se teje, no sólo se está trabajando en la confección de una pieza, sino también sobre la confección de nuestros propios pensamientos e ideas.
Tejer entonces, es una forma de meditación, y lo hacemos sin darnos cuenta o saber que en efecto estamos meditando, cada vez que el acto de tejer es en sí mismo; pura atención y concentración plena.
Esta atención plena, nos permite concentrar toda nuestra energía en el momento presente, por lo que nuestra existencia ha de manifestarse en el “aquí y ahora”, por ende, no se encuentra ni en los recuerdos del pasado (de lo que fue o pudo haber sido) ni en la incertidumbre del futuro (de lo que será o podría ser).
Muchos de nuestros pensamientos e ideas, e inclusive muchas de nuestras emociones, se mueven de un polo a otro, entre pasado y futuro, y precisamente ésta es la causa de que a pesar de existir no vivamos realmente.
En la Lanaterapia cuando tejemos, cada movimiento, cada punto, unión o nudo que realizamos, se transforma en una representación del cómo vamos dando forma, orden y claridad a nuestras ideas, emociones y pensamientos, por lo que el acto de tejer se vuelve en sí mismo una metáfora de la vida, y por ende, una metáfora también de nuestra historia.
Tejer entonces es terapéutico, pues no sólo es fuente de inspiración y creación, sino también de sanación y armonía, ya que permite conectarnos con nuestras emociones de un modo más amigable y pausado, al mismo tiempo que nos posibilita una comprensión bastante más profunda acerca de sí mismos y el mundo que nos rodea.
Ésta comprensión es posible gracias al tejido, puesto que la práctica misma nos brinda una mayor capacidad de atención y concentración, y en consecuencia, una óptima canalización de nuestra actividad y energía mental-emocional interna.
De este modo, nuestras ideas y pensamientos van encontrando nuevos caminos y alternativas, pasando del desorden al orden, de la desorganización a la organización, y de lo que aparentemente no tenía sentido al sentido completo.
La figura es la siguiente; la bola de lana representa nuestro mundo interno (ideas, pensamientos, creencias, emociones, etc.).
Si la observamos en bruto, lo que vemos a simple vista es una perfecta esfera aparentemente en orden, pero si nos detenemos un poco más a observar con mayor detenimiento, seguramente veremos un completo caos de hilos contenido en la misma esfera.
La mayoría de las veces en que intentamos resolver nuestros conflictos internos, sucede más o menos lo mismo, les damos una forma más sencilla y tratamos de compactar todo en una explicación “tranquilizante” que no es otra cosa que una ilusión.
Una ilusión que claramente nos la creamos nosotros mismos para convencernos de que todo ya se encuentra resuelto, subsanado y superado. Y fuera de ser una ilusión, también es parte de nuestro instinto de supervivencia, cada vez que un conflicto interno es captado como peligro cuando nos hace sentir vulnerables.
Continuando con esta figura, lo que sucede al tejer es que, en la medida en que vamos desenredando la bola de lana se va también ordenando y reorganizando nuestra mente, pues nuestro foco de atención se dirige concentradamente a cada punto, unión o nudo que vamos realizando y al cómo estos movimientos van construyendo y formando algo nuevo.
Pasamos de tener una bola de lana en completo caos a una pieza armónica con determinada estructura, orden y organización. Del mismo modo, nuestros pensamientos, ideas, creencias y emociones van tomando su lugar, nuestra mente deja de divagar y comenzamos a adquirir mayor claridad y objetividad frente a los problemas y situaciones que nos aquejan, siendo más sencillo procesar nuestras emociones y encontrar una explicación más certera acerca de lo que nos sucede y del cómo se han originado ciertos conflictos en nosotros.
Quizás durante el proceso nos encontremos con dos posibles causas; la primera es darnos cuenta que estamos sub-estimando nuestros conflictos internos, y la segunda es darnos cuenta que los estamos sobre-estimando.
Sea cual sea el caso, ambas situaciones son un modo de evasión, de tal manera que cuando algo nos afecta de sobremanera y no sabemos cómo lidiar con ello, o le restamos importancia, o exageramos su importancia trasladando ésta a otras variantes del conflicto para encubrir el de fondo.
Beneficios de tejer
La Lanaterapia, es una invitación a aclarar nuestra mente y a sincerarnos con nosotros mismos. Mientras tejemos se van generando diálogos internos de preguntas-respuestas que nos permiten ir barajando alternativas y posibles soluciones, ampliando nuestra percepción y flexibilizando nuestros puntos de vista.
Asimismo, nuestras emociones encuentran en el tejido una vía de canalización adecuada cada vez que las dejamos fluir y manifestarse en la pieza que finalmente hemos construido, luego de haberlas ido expresando en cada movimiento, punto, unión o nudo a modo de liberación y alivio.
Finalmente, entre los beneficios que nos aporta ésta maravillosa práctica se destacan los siguientes;
- Ayuda a eliminar el estrés y a combatir la depresión
- Despierta, promueve y fomenta nuestra imaginación y el desarrollo de nuestra capacidad creativa
- Aporta claridad a nuestra mente
- Armoniza nuestro ser y nos brinda paz interior
- Promueve la tranquilidad y el buen humor
- Aumenta nuestra percepción y comprensión (tanto de sí mismos como del mundo que nos rodea)
- Nos conecta con nuestras emociones, sentimientos y pensamientos más profundos
- Favorece la comunicación con los otros fortaleciendo de este modo nuestras relaciones interpersonales.
- Nos reporta satisfacción personal y mejora nuestra autoestima
- Facilita la eliminación de prejuicios y bloqueos emocionales
- Ayuda a desarrollar, fortalecer y mejorar nuestra psicomotricidad fina.
Y ahora… ¡¿Qué estás esperando para comenzar a tejer tu propia historia!?
Catalina Paz
Psicóloga y Terapeuta Holística.
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4 Comentarios
Qué duda cabe de todo esto!!!
Tejer tiene un poder sanador innegable!
Gracias!!!
Cierto? Sanador es la palabra! perfecto! 🙂
Antes que nada gracias! te cuento que hace 5 años me quede sin trabajo ,tenia 46 años. con muy mala salud y con mucha depresión continuo mi vida.Hace más de 30 años aprendí a tejer crochet, pero no me dedicaba por falta de tiempo. hoy el tiempo me sobra para tejer y lo hago es lo que me esta ayudando a salir de mis estados de depresión ,de pensamientos negativos es la mejor terapia que encontré para mi vida.
Oh esa analogía de la bola de lana y una, ufff todo el rato. Me voy a buscar algo de tejer ahora.