Si te encanta hacer manualidades como a mi, y probablemente tengas vida en las redes sociales, es inevitable compartir tus avances, proyectos terminados, o ideas que te apasionan. Además, probablemente tengas un círculo de amigas que también comparten contigo tus mismos intereses, ¡mayor razón de mostrar orgullosa tus creaciones!.
Pero lamentablemente me ha pasado (y he leído frecuentemente), a conocidas mías que les piden sus patrones de sus tejidos. Ellas publican sus trabajos en Flickr, Facebook, sus blogs, y reciben mensajes de desconocidas:
“¡Hola! ¿Me mandas el patrón de cómo lo hiciste? ¡está buenísimo!”.
Suena muy inocente y la camaradería te puede hacer ceder ante la presión. Pues bien, no estás obligada a enviar dicho patrón y no es una cuestión de mala voluntad, hay otras razones. Y con las explicaciones correctas, la persona quien lo solicitó debiese entenderlo. O muéstrale este post.
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